El 25 de septiembre de 2024, Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, anunció la decisión de no invitar al rey Felipe VI de España a su toma de protesta el próximo 1 de octubre. Esta noticia generó un gran revuelo, especialmente en España, donde el gobierno de Pedro Sánchez emitió un comunicado calificando la exclusión del monarca como “inaceptable”. La decisión de Sheinbaum ha sido interpretada por algunos como un gesto de rechazo hacia la figura de la monarquía española, pero la presidenta electa explicó que detrás de esta decisión hay una razón histórica y diplomática.

Sheinbaum dio a conocer su postura a través de una carta difundida en sus redes sociales, donde aclaró que sí había extendido una invitación al presidente de España, Pedro Sánchez, con quien discutió los detalles de la ceremonia. Sin embargo, explicó que la ausencia del rey Felipe VI estaba relacionada con un episodio que involucró al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y la falta de respuesta del monarca a una carta oficial enviada en 2019.

 

En aquella ocasión, López Obrador envió una misiva al rey de España con motivo de la celebración de los 200 años de la independencia de México. En esa carta, el presidente mexicano proponía que ambos países trabajaran conjuntamente en una hoja de ruta para llegar a un reconocimiento formal y público de los agravios causados por la colonización española. López Obrador sugería una ceremonia conjunta en 2021, donde el reino de España reconociera los daños infligidos a los pueblos originarios de México durante la conquista y se redactara un relato compartido y socializado de la historia común entre ambas naciones.

Sin embargo, según Sheinbaum, la carta enviada por López Obrador no recibió respuesta alguna por parte del rey Felipe VI. Más aún, parte de esa misiva fue filtrada a los medios de comunicación, lo que generó un distanciamiento diplomático entre ambos gobiernos. Para la presidenta electa, esta falta de respuesta y la posterior filtración no solo fue una afrenta a la diplomacia mexicana, sino también una muestra de desinterés hacia el reconocimiento de los pueblos indígenas de México y su papel en la historia compartida entre ambos países.

Este episodio se enmarca en un contexto más amplio de tensiones diplomáticas entre México y España durante la administración de López Obrador. Desde su llegada al poder, el mandatario mexicano ha abogado por un reconocimiento público de los agravios históricos cometidos durante la conquista de América Latina. En particular, ha pedido reiteradamente al gobierno español y a la monarquía que se disculpen por los abusos cometidos contra los pueblos indígenas durante la invasión europea.

El gobierno español, sin embargo, ha sido reticente a aceptar esta propuesta. En su comunicado tras la exclusión del rey Felipe VI de la toma de protesta de Sheinbaum, el gobierno español reiteró su postura, defendiendo la figura del monarca como el máximo representante del Estado español en el ámbito internacional y calificando de “inaceptable” su exclusión de un evento de esta magnitud. Además, el gobierno de Pedro Sánchez anunció que no participaría en la ceremonia de toma de posesión de la presidenta electa a ningún nivel, lo que profundizó aún más la distancia entre ambas administraciones.

 

Tras la decisión de Sheinbaum, el presidente López Obrador no tardó en expresar su respaldo a la presidenta electa. En una conferencia de prensa, López Obrador afirmó que apoyaba plenamente la postura de su sucesora y criticó lo que consideró una actitud prepotente por parte del gobierno y la monarquía española. Según el mandatario mexicano, la falta de respuesta a la carta enviada en 2019 y la filtración de la misma fueron muestras de desdén hacia el gobierno de México y los pueblos originarios del país.

López Obrador subrayó que su gobierno había hecho una solicitud respetuosa a la monarquía española, pidiendo que se ofreciera una disculpa por los abusos cometidos durante la conquista. Sin embargo, lamentó que no solo no hubieran recibido una respuesta, sino que se hubiera filtrado la carta, lo que desató una campaña en contra del gobierno mexicano en medios de comunicación españoles.

A pesar de estas diferencias, tanto Sheinbaum como López Obrador dejaron claro que la exclusión del rey Felipe VI no significa un distanciamiento total con España. Ambos subrayaron que la relación entre México y España sigue siendo sólida, especialmente en lo que respecta a los vínculos económicos, turísticos y culturales. Sin embargo, para ambos, es necesario abordar las diferencias históricas y avanzar hacia una nueva etapa en las relaciones bilaterales, basada en el respeto mutuo y el reconocimiento de las identidades.

La decisión de Sheinbaum y la reacción del gobierno español han generado un intenso debate tanto en México como en España. Para algunos, la exclusión del rey Felipe VI es un gesto simbólico que refleja el deseo de México de romper con las imposiciones del pasado colonial y reivindicar su soberanía. Para otros, sin embargo, la decisión es vista como una oportunidad perdida para fortalecer los lazos entre ambos países y avanzar en una relación bilateral más fructífera.

 

En España, la exclusión del monarca ha sido percibida como una afrenta directa no solo hacia la monarquía, sino también hacia el Estado español en su conjunto. En particular, se ha criticado la decisión de Sheinbaum por considerarla una ruptura con las tradiciones diplomáticas y una muestra de desinterés hacia la importancia de las relaciones entre ambos países.

Por su parte, en México, la decisión ha sido mayoritariamente respaldada por aquellos que ven en la postura de Sheinbaum y López Obrador un esfuerzo por reivindicar la memoria histórica de los pueblos originarios y avanzar hacia una mayor justicia histórica. Para muchos, la negativa del rey Felipe VI a responder la carta de López Obrador es vista como un síntoma de las relaciones desiguales que han caracterizado la historia entre ambos países.

A pesar de las tensiones actuales, tanto Sheinbaum como López Obrador han manifestado su confianza en que México y España puedan encontrar nuevas vías de entendimiento en el futuro. La presidenta electa subrayó que su gobierno está comprometido con el fortalecimiento de los lazos económicos y culturales entre ambas naciones, y confía en que las diferencias actuales puedan ser superadas.

Por otro lado, el gobierno español, aunque ha expresado su descontento con la exclusión del rey Felipe VI, también ha señalado su disposición a seguir trabajando en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Sin embargo, queda por ver si esta crisis diplomática tendrá repercusiones a largo plazo en la relación entre ambos países.

 

En resumen, la decisión de Claudia Sheinbaum de no invitar al rey Felipe VI a su toma de protesta ha puesto de relieve las tensiones históricas y diplomáticas que aún persisten entre México y España. Mientras algunos ven en esta decisión una oportunidad para avanzar hacia una relación más equilibrada y justa, otros la consideran un error que podría perjudicar los lazos bilaterales. Lo cierto es que, más allá de las diferencias actuales, ambos países comparten una historia común que seguirá marcando sus relaciones en los años venideros.