Algo emocionante sucedió en el deslumbrante mundo de Hollywood y la realeza en 1982. La noche de apertura de E.T. El Extraterrestre tuvo lugar en Londres, y la pequeña Drew Barrymore, de siete años, tuvo la oportunidad de conocer a la Princesa Diana cuando ella llegó al teatro para ver la película.

Cuando finalmente llegaron los royales, el Empire en Leicester Square estaba electrificado con emoción. La pequeña Barrymore esperó afuera, ansiosa pero nerviosa por ver a la hermosa figura real, mientras sostenía el suave juguete de E.T. que iba a regalarle a Diana.

El estreno de la película fue uno de esos momentos que quedarían grabados en la historia de Hollywood, y Steven Spielberg, el cuidadoso ‘padrino’ de Barrymore, observó todo desde la distancia. Ya había hablado con Barrymore para asegurarse de que estuviera lista para el gran día.

 

Según Nine, le habló con preocupación paternal: “Quiero asegurarme de que no arruines este momento real y regio”.

Cuando finalmente llegó el momento de la verdad, Barrymore sacó el tierno juguete de E.T. y se lo entregó a la Princesa Diana. La princesa, con un vestido de gala sin tirantes y su cabello característico grande y bouncy, fue muy cálida y amable al aceptar el regalo.

La joven actriz, con ojos desorbitados de asombro, fue capturada vestida con su vestido de manga larga con volantes y guantes junto a la Princesa Diana, simplemente posando con elegancia. Su sonrisa, tan grande como la luna, reflejaba la alegría pura que solo un niño puede tener al conocer a la realeza.

Para Barrymore, todo parecía surrealista. “Fue el momento más emocionante para mí conocer a una princesa de la vida real”, recordaría más tarde. Años después, en Jimmy Kimmel Live!, Barrymore volvería a recordar ese día inolvidable.

“Diana fue y siempre será la epítome de una mujer a la que todas las niñas admiran”, dijo, aún llena de admiración décadas después del encuentro.

La llegada del Príncipe y la Princesa de Gales al estreno de E.T. en el Empire, Leicester Square, Londres, el 9 de diciembre de 1982.

En ese momento, la Princesa Diana se estaba convirtiendo rápidamente en un ícono internacional de gran simpatía y cercanía. Curiosamente, el Rey Carlos también estuvo presente en el estreno.

Otra persona involucrada en la serie de E.T. fue Robert MacNaughton, quien recordó otro momento entrañable con Carlos: “Fue muy amable y me dijo: ‘Me reí tanto que lloré’, y yo pensé: ‘Aw. Eso es bueno'”.

 

Sin embargo, para Barrymore, fue más que un encuentro con una celebridad; fue un momento trascendental que permaneció con ella para siempre. Recordó, incluso décadas después en su libro Wildflower en 2015, que trató de mantener su “mandíbula lejos del suelo y mis ojos en mi cabeza” durante su encuentro con Diana.

En 2024, Barrymore mencionó en su programa que Diana realmente era ‘accesible’ y estaba ‘presente’, mostrando lo que hacía a la princesa tan especial.