Cuando el rey Felipe VI de España anunció su compromiso con Letizia Ortiz en 2003, la noticia sorprendió a muchos, ya que la pareja había estado saliendo en secreto durante un año. La elección del anillo de compromiso del rey también fue inesperada. En su 18 aniversario de bodas, el 22 de mayo, recordamos el impresionante anillo de compromiso de la ex periodista Letizia Ortiz, que cuenta con la asombrosa cantidad de 16 diamantes. En lugar de un gran diamante central como el de Meghan Markle, o una piedra colorida como el icónico zafiro de Kate Middleton, Letizia recibió una banda de oro blanco con brillantes diamantes en corte baguette, similar a un anillo de eternidad.

El anillo de compromiso de Letizia fue diseñado por la joyería Suárez, una marca española establecida en 1943. Según The Express, el anillo está valorado en £20,000. A pesar de su impresionante diseño, Letizia a menudo se muestra sin esta deslumbrante joya en su dedo durante sus apariciones públicas. Esto no es inusual, ya que muchas damas reales han dejado de lado sus anillos de boda y compromiso en favor de joyas de vestir en el pasado. En el caso de Letizia, su anillo preferido tiende a ser el diseño dorado de Karen Hallam.

Seis meses después de que el príncipe revelara sus planes de boda al mundo durante una conferencia de prensa en el Palacio de la Zarzuela, se casaron en una hermosa ceremonia celebrada en la Catedral de la Almudena en Madrid el 22 de mayo de 2004. Ese gran día, Letizia se convirtió en princesa y, una década después, cuando Felipe ascendió al trono, en reina.

El elegante vestido de novia de Letizia fue diseñado por el modista español Manuel Pertegaz, quien tenía 87 años en ese momento. Quizás la característica más llamativa del vestido de seda blanco roto era su cuello alto. El cuello, al igual que los bordes del resto del vestido, estaba adornado con un pesado bordado blanco que representaba la flor de lis y las espigas de trigo, detalles del escudo del Príncipe de Asturias. Detrás de la novia arrastraba una cola circular de cuatro metros y medio, y también llevaba una tiara de diamantes que la reina Sofía, su suegra, había usado en su día de bodas con el rey Juan Carlos en 1962.

Los invitados especiales que recibieron una invitación real incluyeron a la reina Máxima de los Países Bajos, la princesa heredera Mette-Marit, el príncipe Carlos y el príncipe Alberto de Mónaco.

Desde su matrimonio, Letizia ha desempeñado un papel crucial en la modernización de la monarquía española. Su transición de periodista a reina consorte ha sido meticulosa y ha logrado mantener una imagen de elegancia y profesionalismo. A pesar de las controversias y los desafíos que ha enfrentado, incluyendo las tensiones dentro de la familia real y las críticas de los medios de comunicación, Letizia ha seguido adelante con determinación y gracia.

A lo largo de los años, Letizia ha sido vista con una variedad de joyas impresionantes, pero rara vez usa su anillo de compromiso de 16 diamantes. En su lugar, suele optar por el sencillo y elegante anillo dorado de Karen Hallam, un diseño que refleja su estilo moderno y minimalista. Este cambio en sus preferencias de joyería ha sido interpretado por algunos como un signo de su deseo de enfocarse en su papel y responsabilidades, en lugar de en los símbolos tradicionales de la realeza.

La historia del anillo de compromiso de Letizia es una fascinante mezcla de tradición y modernidad, reflejando su propio camino como reina consorte. Aunque la joya rara vez se ve en público, su significado y valor permanecen como un recordatorio de la sorprendente y romántica historia de amor entre Letizia y Felipe VI. A medida que continúan su reinado juntos, la reina Letizia sigue siendo una figura emblemática de la elegancia y la fortaleza en la monarquía española.

A través de los años, Letizia ha demostrado ser mucho más que una portadora de títulos y joyas; ha sido una defensora incansable de diversas causas, y su compromiso con su país y su familia sigue siendo inquebrantable. La historia de su anillo de compromiso es solo una pequeña parte de su legado, un símbolo de amor que complementa su papel como una de las reinas más admiradas de Europa.