Elizabeth Taylor, uno de los rostros más icónicos de Hollywood, experimentó una notable transformación en sus últimos años, marcada por problemas de salud que la afectaron profundamente.

Conocida por su belleza deslumbrante y sus legendarios ojos color violeta, Taylor cautivó al mundo durante décadas.

Elizabeth Taylor

Sin embargo, a medida que envejecía, los efectos del tiempo y la enfermedad comenzaron a alterar su apariencia.

A pesar de estos desafíos, la actriz nunca perdió su esencia y su pasión por el glamour, adornándose con joyas que recordaban su antiguo brillo.

Una vida marcada por la fama y los problemas de salud

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Nacida en 1932, Elizabeth Taylor comenzó su carrera en la industria del cine a una edad muy temprana, alcanzando el estrellato con películas como Cleopatra y ¿Quién teme a Virginia Woolf?.

Además de su talento como actriz, su vida personal, llena de romances y matrimonios muy publicitados, la convirtió en una de las figuras más seguidas de la prensa rosa de su época.

Sin embargo, tras décadas de vida en el centro de atención, los problemas de salud comenzaron a hacer mella en la estrella.

A lo largo de su vida, Taylor enfrentó múltiples problemas médicos, incluyendo dolores crónicos, varias operaciones de cadera, y una batalla contra la adicción a los analgésicos.

En sus últimos años, fue diagnosticada con insuficiencia cardíaca congestiva, lo que la obligó a depender de una silla de ruedas para desplazarse.

Estas dificultades la alejaron de las apariciones públicas frecuentes, pero cuando lo hacía, siempre mantenía un aire de dignidad y elegancia.

El resplandor de sus joyas: un recordatorio de su grandeza

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A pesar de su deterioro físico, Elizabeth Taylor nunca dejó de demostrar su pasión por las joyas, las cuales fueron una parte fundamental de su identidad. Su colección de joyas, valorada en millones de dólares, incluía algunas de las piezas más raras y valiosas del mundo.

Taylor solía decir que las joyas le daban fuerza y la hacían sentir viva.

Durante sus últimas apariciones, siempre llevaba alguna pieza de su colección, lo que la hacía destacar y recordaba al público la diva de Hollywood que había sido.

Incluso en sus momentos más vulnerables, adornada con collares de diamantes y pendientes deslumbrantes, Taylor mostraba una chispa de su antiguo yo.

Este toque de glamour fue su forma de aferrarse a la figura poderosa y glamurosa que había sido durante tanto tiempo.

El impacto del tiempo y la enfermedad en su apariencia

Con el paso de los años, y debido a sus problemas de salud, la apariencia de Elizabeth Taylor cambió notablemente.

El envejecimiento y la enfermedad hicieron que su rostro se transformara, y su movilidad se vio limitada por la silla de ruedas.

Sin embargo, su espíritu de lucha y su carácter fuerte nunca se desvanecieron.

Aunque su apariencia física cambió, el impacto que tuvo en la cultura y en el cine permaneció intacto.

IG-Team :: Elizabeth Taylor, Hollywood Photo Archive

Un legado imborrable

Elizabeth Taylor falleció en 2011 a los 79 años, dejando un legado que va mucho más allá de su apariencia física.

Fue una actriz ganadora de dos premios Oscar, activista apasionada contra el VIH/SIDA y un ícono de estilo que nunca dejó de brillar, incluso en sus últimos años.

Su historia es un recordatorio de que, aunque el tiempo y la enfermedad pueden afectar el exterior, el verdadero brillo de una leyenda perdura para siempre.