La obsesión por la apariencia física ha tomado diversas formas a lo largo de los años, desde dietas extremas hasta el uso de maquillaje y procedimientos quirúrgicos.

Sin embargo, pocos casos han capturado la atención mundial como el de Sahar Tabar, una joven iraní que se sometió a 50 cirugías para parecerse a su ídolo, Angelina Jolie.

Sahar Tabar, de 22 años y originaria de Teherán, Irán, se ha convertido en objeto de fascinación y crítica después de publicar fotos de sí misma en las redes sociales, mostrando una transformación dramática.

Con más de 300.000 seguidores en Instagram, Sahar no solo ha ganado atención, sino también una oleada de comentarios que oscilan entre la preocupación y el juicio severo.

La decisión de Sahar de someterse a múltiples cirugías plásticas y perder 40 kilogramos para emular a Angelina Jolie ha llevado a muchos a cuestionar los límites de la autoexpresión y la salud mental.

Observadores han señalado que su apariencia resultante parece más inquietante que estética, describiéndola como similar a un ‘zombi’ o un ‘cadáver’.

Esta reacción subraya cómo la búsqueda extrema de la perfección física puede distorsionar la imagen personal y generar preocupaciones legítimas sobre la salud de quienes la persiguen.

Aunque algunos medios inicialmente reportaron que Sahar había pasado por 50 procedimientos quirúrgicos, fanáticos y críticos han especulado que gran parte de su transformación podría deberse a maquillaje hábil y prótesis, en lugar de intervenciones quirúrgicas reales.

Esta controversia agrega una capa más de misterio a su historia, planteando preguntas sobre la autenticidad de su imagen y las motivaciones detrás de su comportamiento público.

Las reacciones en línea han sido mixtas.

Mientras algunos la critican por perseguir una idealización poco realista y arriesgada, otros muestran curiosidad o incluso admiración por su dedicación a recrear la apariencia de una celebridad de Hollywood.

Esta dicotomía refleja los complejos estándares de belleza y la influencia de los medios de comunicación en la percepción personal, especialmente entre los jóvenes que buscan modelos a seguir en las plataformas digitales.

En medio de las críticas y especulaciones, Sahar Tabar se ha mantenido firme en su decisión, mostrándose confiada con su “versión defectuosa” de la imagen de Angelina Jolie.

Esta determinación, aunque sorprendente para muchos, también puede interpretarse como un grito de búsqueda de identidad en un mundo saturado de imágenes idealizadas y presiones sociales.

Sin embargo, la historia de Sahar Tabar sirve como un recordatorio de los peligros que conlleva la obsesión por la perfección física.

Más allá de la atención mediática, su experiencia plantea preguntas profundas sobre la autoaceptación, la salud mental y la influencia de los ídolos de la cultura popular en la percepción personal.

En última instancia, mientras Sahar Tabar continúa navegando por su viaje de autoexpresión, su historia sirve como un llamado de atención para reflexionar sobre los estándares de belleza, la presión social y el impacto de las redes sociales en la autoestima y la imagen corporal.

A través de su transformación radical, invita a una reflexión crítica sobre qué significa realmente ser fiel a uno mismo en un mundo cada vez más obsesionado con la perfección externa.