María Félix, conocida como “La Doña”, sigue siendo un ícono del cine mexicano y una de las figuras más importantes en la historia del cine de habla hispana.

Su legado, tanto por su talento en la pantalla como por su fuerte personalidad fuera de ella, ha dejado una huella imborrable en la cultura popular, a pesar de haber fallecido hace más de 20 años.

Félix no solo fue una estrella del cine, sino también un símbolo de empoderamiento femenino y elegancia.

Inicios de una leyenda

María de los Ángeles Félix Güereña nació el 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora. Su belleza y carisma naturales le abrieron las puertas al mundo del cine, debutando en la pantalla grande en 1942 con la película El Peñón de las Ánimas, dirigida por Miguel Zacarías.

Desde ese momento, su carrera despegó, y rápidamente se consolidó como una de las actrices más solicitadas y admiradas de la Época de Oro del cine mexicano.

Con su actitud segura, porte imponente y una belleza inigualable, María Félix se ganó el apodo de “La Doña” tras su actuación en Doña Bárbara (1943), una adaptación cinematográfica de la novela homónima de Rómulo Gallegos.

Este papel la catapultó a la fama internacional y marcó el inicio de una carrera plagada de éxitos.

La Reina del Cine Mexicano

Durante los años 40 y 50, Félix protagonizó más de 40 películas, trabajando con algunos de los directores más importantes del momento, como Emilio “El Indio” Fernández y Luis Buñuel.

Algunas de sus películas más icónicas incluyen Enamorada (1946), Tizoc (1957) y La Cucaracha (1959).

Su presencia magnética en pantalla y su capacidad para interpretar personajes fuertes y decididos la convirtieron en un referente tanto en México como en Europa.

La carrera de María Félix no se limitó a México. También tuvo éxito en el cine francés, español e italiano, trabajando con actores y directores de renombre mundial.

Su fama trascendió fronteras, convirtiéndola en una de las primeras estrellas internacionales de Latinoamérica.

Más que una actriz

María Félix fue mucho más que una talentosa actriz.

Su fuerte carácter y su independencia la convirtieron en una mujer adelantada a su tiempo.

En una industria dominada por hombres, ella se impuso, exigiendo respeto y reconocimiento.

Se negó a interpretar papeles que consideraba débiles o que perpetuaban estereotipos de género, lo que la distinguió de muchas de sus contemporáneas.

Además de su carrera en el cine, Félix fue conocida por su vida personal llena de romances con hombres influyentes, entre ellos el famoso cantante y compositor Agustín Lara, quien le dedicó la famosa canción María Bonita.

Sus matrimonios y relaciones fueron seguidos de cerca por la prensa, alimentando su imagen de mujer fatal y enigmática.

Legado eterno

A pesar de su fallecimiento el 8 de abril de 2002, el mismo día de su cumpleaños número 88, el legado de María Félix sigue vivo.

Su estilo icónico, con sus elegantes trajes y joyas exuberantes, aún inspira a diseñadores y artistas de todo el mundo.

Las generaciones más jóvenes continúan descubriendo su trabajo, manteniendo viva la leyenda de “La Doña”.

María Félix no solo dejó una marca indeleble en la historia del cine mexicano, sino que también se convirtió en un símbolo de fuerza y libertad femenina.

Su vida fue una declaración de independencia, belleza y talento, y su nombre perdurará para siempre en el firmamento de las grandes estrellas del cine mundial.