La historia de Bette Davis, una de las actrices más icónicas de Hollywood, está llena de talento, controversia y secretos. Uno de los episodios más intrigantes en su vida privada involucra su relación con Howard Hughes, el multimillonario y productor cinematográfico famoso no solo por sus negocios, sino también por su estilo de vida extravagante y sus romances con actrices de renombre. Este escándalo, que salió a la luz con un precio estimado de 2.5 millones de dólares, reveló aspectos íntimos y personales de Davis, pintando un cuadro complejo de su vida fuera de los reflectores.

A finales de la década de 1930, Bette Davis se consolidaba como una de las actrices más destacadas de su generación. A pesar de haber llegado a Hollywood antes que algunas de sus contemporáneas, su estrellato tardó en florecer. Mientras que figuras como Katharine Hepburn y Greta Garbo enfrentaban una disminución en su popularidad, Davis se encontraba en pleno ascenso. Su talento para la actuación, más que su belleza o glamour, fue lo que la hizo destacar en la industria. Mientras otras estrellas femeninas de la época basaban su éxito en mantener una imagen coherente y atractiva, Davis se transformaba para cada uno de sus papeles, mostrando una versatilidad y profundidad que la diferenciaba de sus colegas.

 

En 1938, Davis protagonizó Jezabel, una película que la catapultó a un nuevo nivel de fama. Interpretando a una belleza sureña rebelde, su actuación fue aclamada por la crítica, y se especula que parte de su inspiración para el papel vino de su romance con el director de la película, William Wyler. Este amorío, aunque apasionado, fue temporal. Al mismo tiempo, Davis seguía casada con Harmon Nelson, su novio de la secundaria. Sin embargo, las tensiones en su matrimonio se hicieron evidentes cuando Davis quedó embarazada, probablemente de Wyler, y decidió abortar.

Poco después de filmar Jezabel, Bette Davis asistió a una cena benéfica organizada por la Animal Rescue Society en Hollywood. Como presidenta de la organización, fue la encargada de presentar el evento. Entre los asistentes de honor se encontraba Howard Hughes, un hombre conocido tanto por sus hazañas aeronáuticas como por sus relaciones con algunas de las mujeres más bellas de Hollywood.

Durante esta cena, Davis llamó la atención de Hughes, no solo por su talento, sino también por su atrevido vestido rosa pálido con un escote pronunciado. Hughes, quien tenía una notoria fascinación por la moda femenina, especialmente los escotes, quedó cautivado. Aunque, según Davis, lo que más le impresionó fue que Hughes la miraba directamente a los ojos, en lugar de concentrarse en su vestimenta.

Este encuentro inicial fue seguido por una relación discreta entre los dos, marcada por cenas privadas en una cabaña en Malibú. Para entonces, el matrimonio de Davis con Nelson ya estaba en declive, aunque todavía no habían tomado medidas formales para separarse. Sin embargo, los rumores sobre su relación con Hughes no tardaron en llegar a la prensa, y en octubre de ese mismo año, Davis envió un comunicado a los periodistas confirmando que estaba “de vacaciones” de su matrimonio, lo que provocó una oleada de especulaciones sobre su relación con el multimillonario.

 

A finales de noviembre, Harmon Nelson solicitó oficialmente el divorcio, argumentando que Bette Davis había descuidado sus deberes como esposa debido a su obsesión por su carrera. En su demanda, Nelson declaró que Davis había dejado de mostrar afecto y que se comportaba de manera fría y distante. Aunque estas acusaciones podrían haber sido devastadoras para cualquier otra actriz, para Davis fueron casi irrelevantes. La percepción popular de la época sugería que las mujeres trabajadoras eran propensas a descuidar sus responsabilidades matrimoniales, y Davis no fue la excepción a esta regla.

Sin embargo, lo que Nelson no mencionó en su demanda fue el romance de Davis con Hughes. Aunque el público no conocía todos los detalles, los rumores sobre su relación con el famoso aviador eran suficientes para mantener el escándalo en los titulares. A pesar de la controversia, la carrera de Davis no sufrió. De hecho, poco después de que se finalizara su divorcio, ganó su segundo Oscar a la Mejor Actriz por su interpretación en Jezabel.

La aventura de Bette Davis con Howard Hughes no sobrevivió mucho después de su divorcio. Aunque su relación fue apasionada, Davis era

El precio de los secretos sexuales de Bette Davis fue de 2.500.000 dólares

A finales de los años 30, Hollywood vivía una época dorada, donde el glamour, las fiestas y las vidas llenas de intriga de sus estrellas cautivaban la imaginación del público. En el centro de este mundo se encontraba Bette Davis, una de las actrices más icónicas de la época, cuya carrera y vida personal no dejaban de generar titulares. Entre sus relaciones amorosas y su imparable ascenso al estrellato, Davis fue una mujer adelantada a su tiempo, desafiando las normas de lo que se esperaba de una actriz y de una mujer. Sin embargo, detrás del brillo de los reflectores, había secretos que, si bien ella intentó mantener ocultos, salieron a la luz a un alto costo.

 

El 1938 fue un año clave en la vida de Bette Davis. Tras el éxito de la película Jezabel, Davis se había consolidado como una de las principales actrices de Warner Bros. Ese mismo año, en una cena benéfica organizada por la TB Society en Hollywood, la actriz se encontró con el famoso millonario y aviador Howard Hughes, conocido por su estilo de vida extravagante y su interés en las mujeres más glamorosas de la industria cinematográfica.

Durante este evento, que fue muy publicitado, Davis captó la atención de Hughes con su elegante vestido rosa pálido. Sin embargo, lo que más la impresionó fue que Hughes no centró su mirada en su escote, sino en sus ojos. Esta interacción fue el comienzo de lo que se convertiría en una relación romántica que desafiaría tanto los valores de la época como los compromisos matrimoniales de ambos.

A pesar de estar casada con Ham Nelson, su novio de la secundaria, Bette Davis se sentía atrapada en un matrimonio que ya no la satisfacía. La relación con Hughes representó una vía de escape para ella. Intentaron mantener su romance en secreto, alquilando una cabaña en Malibú donde podían disfrutar de su compañía sin la constante vigilancia de los paparazzi. Sin embargo, en Hollywood nada permanece oculto por mucho tiempo, y no pasó mucho tiempo antes de que la prensa descubriera el “escondite” de la pareja.

La relación entre Davis y Hughes fue el blanco de especulaciones y rumores. En octubre de ese mismo año, Davis telegrafió a los periodistas, admitiendo que se había separado de su esposo, lo que avivó aún más las especulaciones sobre su romance con Hughes. Aunque Davis intentó mantener la discreción, las imágenes de ella y Hughes juntos fueron publicadas a nivel internacional, y la actriz guardó estas fotos en un álbum de recortes que etiquetó como “divorcio”.

 

El matrimonio de Bette Davis con Ham Nelson terminó formalmente en noviembre de 1938, cuando Nelson solicitó el divorcio. En su presentación, Nelson afirmó que Davis estaba tan absorta en su carrera que había descuidado sus deberes como esposa, una acusación que, en ese momento, reforzaba la percepción popular de que las mujeres exitosas profesionalmente eran incapaces de mantener un hogar feliz.

Sin embargo, lo que no se mencionó en los titulares fue que Nelson también había solicitado un pago financiero para finalizar el matrimonio, y que Davis, en un gesto poco común para una estrella de su nivel, tuvo que pedir prestado dinero a Warner Bros. para satisfacer las demandas de su esposo. Lo que comenzó como una aventura ilícita con Hughes terminó en un escándalo público, pero Davis, con una mente astuta para manejar su imagen, logró que la narrativa se centrara en su dedicación a su carrera, ocultando así su infidelidad y su apetito sexual.

El divorcio de Davis y la relación con Hughes no fueron un obstáculo para su carrera, sino todo lo contrario. A comienzos de 1939, Davis recibió su segundo Premio Óscar a la mejor actriz por su papel en Jezabel, consolidando aún más su estatus como una de las actrices más importantes de Hollywood. La imagen que proyectaba en la pantalla, la de una mujer fuerte e independiente, contrastaba con las expectativas de feminidad de la época, pero esto solo sirvió para aumentar su popularidad.

Mientras que otras actrices basaban su atractivo en su belleza y glamour, Davis era conocida por su habilidad para transformarse en papeles complejos, incluso cuando estos requerían que ocultara su atractivo físico. En muchos sentidos, su carrera se benefició de los estereotipos que condenaban a las mujeres trabajadoras. Al admitir que su matrimonio fracasó debido a su dedicación profesional, Davis evitó que la opinión pública la juzgara por su relación extramatrimonial con Hughes.

 

Aunque su carrera siguió prosperando, la relación de Davis con Hughes no sobrevivió mucho tiempo después de su divorcio. Con el paso de los años, Davis recordó su tiempo con Hughes con una mezcla de orgullo y malicia, llegando incluso a afirmar que fue la única mujer capaz de llevar a Hughes al “clímax sexual”. Este tipo de afirmaciones, aunque posiblemente exageradas, reflejan la confianza y la actitud audaz de Davis hacia su sexualidad, algo que desafiaba las normas sociales de su tiempo.

Bette Davis no era como sus contemporáneas. Mientras que muchas actrices luchaban por equilibrar sus carreras con las expectativas de la sociedad, Davis hizo de su carrera su prioridad. Su vida personal, llena de relaciones tumultuosas y decisiones controversiales, solo sirvió para alimentar su leyenda como una actriz que no estaba dispuesta a sacrificar su arte por las convenciones de género.

Al mirar hacia atrás, la historia de Bette Davis y su relación con Howard Hughes es solo un capítulo en una vida llena de desafíos, triunfos y escándalos. Pero más allá de los rumores y las acusaciones, lo que queda es el legado de una mujer que redefinió lo que significaba ser una estrella de cine, rechazando las expectativas impuestas por la sociedad y forjando su propio camino hacia el éxito.

En una industria donde muchas mujeres eran valoradas únicamente por su apariencia, Davis se destacó por su talento y su capacidad para reinventarse. Aunque pagó un alto precio por sus secretos, tanto en términos personales como financieros, su legado como una de las grandes actrices de Hollywood permanece intacto.

 

El romance de Bette Davis con Howard Hughes y su posterior divorcio de Ham Nelson son solo una parte de la fascinante vida de esta estrella. A pesar del escándalo, Davis siguió adelante, demostrando que una mujer podía tener éxito en Hollywood sin conformarse con los roles tradicionales. Su historia es un recordatorio de los desafíos que enfrentaban las mujeres en la industria del cine y de cómo algunas, como Davis, lograron superar estos obstáculos para convertirse en leyendas.

Hoy, más de 80 años después, la figura de Bette Davis sigue siendo admirada por su talento, su independencia y su valentía para vivir su vida bajo sus propios términos, sin importar el precio que tuviera que pagar.